El énfasis y la preocupación constante sobre la apariencia física parecen estar asociados con la actividad físico-deportiva. Algunos estudios demuestran que los usuarios quienes acuden regularmente a los gimnasios y centros de fitness son más propensos a experimentar ansiedad físico-social (Frederick, y Morrison, 1996; Hagger, Hein y Chatzisarantis, 2011), otros mencionan que los motivos por los que realizan ejercicio es para disminuirla (Fletcher y Crocker, 2014).
La ansiedad físico-social se refiere a la preocupación reiterada que experimenta una persona por la manera en que su cuerpo es evaluado por otras (Hart, Leary y Rejeski, 1989); además parece estar asociada con acciones de mejora de la apariencia física (como hacer dietas constantes, consumir productos energéticos, para adelgazar o fortalecer los músculos, realizar ejercicio físico frecuente y exhaustivo, entre otras cosas) a lo que Pope, Philips y Olivardia (2002) le han llamado “Complejo Adonis”; otros más le han llamado dismorfia muscular, dependencia al ejercicio o vigorexia (González-Martí, Fernández y Contreras, 2012; Leone, 2009; Rodríguez, 2007; Véléa, 2002).