Atres décadas de haber iniciado operaciones en Hermosillo, Sonora, Ford Motor Company ha consolidado uno de los modelos socioproductivos con- siderado de los más exitosos en la industria mundial del automóvil. Sus princi- pios tecnológicos, organizacionales, de trabajo y de cultura corporativa, después de haber transitado por numerosos procesos de adaptación y cambios continuos, son actualmente trasplantados a otras fábricas de ensamble y proveeduría donde la firma mantiene operaciones de manufactura avanzada. En el ámbito regional, sus impactos han sido incuestionables en la generación de empleo, exportaciones, divisas y salarios. La inversión inicial de 500 millones de dólares para su etapa de lanzamiento en 1986 generó 700 empleos directos y exportaciones de 130 mil autos anuales en promedio. Durante su etapa de expansión en 2004, la inver- sión fue de 1 200 millones de dólares y 1 600 empleos, con una capacidad anual de exportación de 165 mil vehículos. Asimismo, un incremento adicional de 1 370 millones de dólares en 2012, aumentó de nuevo su capacidad productiva a 300 mil vehículos anuales, llegando a generar poco más de 3 mil empleos directos. Actualmente, esta planta está colocada en cuarto lugar en la producción nacional de vehículos, con una aportación de 11.3% al Producto Interno Bruto de la enti- dad, 5.9% del empleo y 10% de los salarios (Gobierno de Sonora, 2013).