La transferencia de conocimiento (TC) consiste en la gama de actividades que tienen como objetivo capturar y transmitir los conocimientos, destrezas y competencia de quienes los generan a los que los pueden transforman en productos económicos o beneficios sociales. Incluye tanto acciones de tipo comercial como de colaboración y tiene beneficios potenciales para los participantes: instituciones de educación superior (IESs), centros públicos de investigación (CIs) y sectores empresariales, sociales y gubernamentales. La TC constituye un elemento clave de los sistemas nacionales y regionales de innovación ya que permite que la investigación pública ejerza un impacto efectivo en la competitividad de las economías.
La historia de las relaciones ciencia académica-empresas tiene una larga data, pero recientemente surgen indicios de una transformación significativa en la forma cómo se organizan estas actividades al interior de las instituciones de investigación y desarrollo (I+D). Existen nuevos “arreglos organizacionales” en las IESs y CIs que se concretan en la introducción generalizada de oficinas de transferencia de tecnología (OTTs), los parques tecnológicos, las incubadoras universitarias de negocios tecnológicos, la creación de spin-offs o la difusión de las actividades de protección intelectual (PI) al interior de las instituciones científicas. Todos estos cambios pueden asumirse como la emergencia de un modelo de TC más formalizado y coordinado que en el pasado (Kim, 2009:7).
Jorge León
Lidia Venecia Gutiérrez
Sergio Sandoval
Revista Electrónica Innovación RICEC,
México, DF.
2012